lunes, 8 de febrero de 2016
CAPITULO 32 (TERCERA PARTE)
Sonaba bien. Hasta entonces, iba a desmelenarse. En sentido figurado, por supuesto. Vanesa se había pasado mucho tiempo recogiéndole el pelo en un «elegante moño desordenado», tal y como Melisa lo llamaba. El resultado era sexi, si Paula tenía que dar su opinión.
Algunos rizos se le escapaban de las horquillas que sostenían el moño. Melisa le había maquillado mucho los ojos, y bueno, el rostro en general, pero el efecto era impresionante. El resultado era increíble. Paula no era superficial, pero sabía que esa noche estaba irresistible.
Vanesa la había llamado Diosa de Bronce. El vestido que Paula había elegido era de un color bronce dorado que combinaba perfectamente con su pelo y el color de su piel. Ceñido al cuerpo, palabra de honor y corto. No es que fuera muy elaborado, pero acentuaba sus piernas y luego, ¿con los tacones de diez centímetros que había elegido? Sí, sus piernas lucían impresionantes.
El collar de sumisa sobresalía bastante con el pelo recogido y el vestido palabra de honor. Había visto tanto a Vanesa como a Melisa mirándolo de camino a la discoteca, con un centenar de preguntas acumulándose en sus miradas. Paula se preguntaba cuánto más tiempo pasaría antes de que comenzaran a fisgonear.
Brandon se acercaba con frecuencia a ver qué tal iban, acompañado de tres tíos que Paula supuso que también eran seguratas. Aunque uno de ellos parecía demasiado…
Bueno, no estaba segura de lo que parecía, pero no trabajaba de gorila. De eso estaba segura. Mientras Brandon y los otros iban vestidos de forma casual con vaqueros y polos, este otro llevaba un traje caro, una camisa de seda, y
unos gemelos de diamante que no parecían ser falsos.
Lo interesante era que mientras Caro le había presentado a los tres seguratas que trabajaban con Brandon, el tipo del traje se había acercado solo y le había pedido a Brandon que le presentara a Belen. Y ahora Vanesa y el chico misterioso estaban hablando apartados de todo el grupo.
Belen tenía un halo de luz a su alrededor que solo podía significar una cosa. El tipo estaba interesado en ella.
Paula le dio un codazo a Melisa y ladeó la cabeza en la dirección de Belen.
—¿Quién es el que está con Belen?
Melisa siguió su mirada y luego frunció el ceño mientras se paraba a estudiar a la pareja.
—No tengo ni idea, pero Brandon lo sabrá. Le preguntaré.
Antes de que Paula pudiera decirle que no pasaba nada, Melisa le hizo un gesto a Brandon para que se acercara. Vino, con Carolina pegada a su costado y él con los dedos cogiendo posesivamente su antebrazo.
—¿Quién es el tipo que está con Belen? —preguntó Melisa.
Brandon arrugó sus labios por un momento antes de devolver su atención a Melisa y Paula.
—Se llama Sergio Wellington. Es el dueño del club.
Paula abrió los ojos como platos.
—¿El dueño? ¿Pero de todo el club?
Brandon se rio entre dientes.
—Sí. Tiene varios. Normalmente no suele estar por aquí mucho. Acaba de abrir uno en Las Vegas hace unas pocas semanas, y ha estado allí casi todo el tiempo —bajó la mirada hacia Carolina y la apretujó más contra él—. Quiere que trabaje allí. Ser el dueño del personal de seguridad. Si voy, quiero que Caro se venga conmigo.
Por un momento, Melisa pareció afligida y a Paula se le rompió el corazón. Caro era su mejor amiga.
Pero Melisa rápidamente se recompuso y sonrió de oreja a oreja.
—¿Es como un ascenso o algo?
—O algo —dijo Brandon con diversión.
—Me alegro por ti —dijo Melisa, pero Paula pudo ver cómo su labio inferior temblaba.
Luego Melisa lanzó sus brazos alrededor de Carolina y la abrazó con fuerza.
—Me alegro por vosotros dos —dijo Melisa precipitadamente—. ¿Estás emocionada, Caro?
Carolina se separó de Melisa con una sonrisa enorme en los labios.
—Sí, lo estoy. Me alegro mucho por Brandon. Ha trabajado muy duro para conseguir esto y es algo increíble y enorme que el señor Wellington confíe en él. Pero tengo que dejar la ciudad… y a ti — terminó con una nota de tristeza en la voz.
Brandon la volvió a estrechar entre sus brazos y luego atrajo a Melisa hasta su otro costado.
—Míralo por el lado bueno. Vuestras noches de chicas pueden trasladarse a Las Vegas. Yo me haré cargo de que os traten como a invitadas vip de principio a fin. Podéis planear un par al año.
—Me gusta cómo piensa —dijo Vanesa, hablando por primera vez.
—Y, Brandon —dijo Paula, volviendo a centrar la atención en Belen—. ¿Qué quiere el señor Wellington con Belen? ¿No te ha pedido que se la presentaras?
Brandon miró a ambos lados otra vez antes de devolverles la atención a las mujeres. Sus ojos expresaban arrepentimiento.
—No puedo decir mucho. El señor Wellington es un hombre muy reservado. Pero yo diría que está interesado en Belen. No le ha quitado ojo durante toda la noche.
Muy interesante. Paula volvió a mirar en su dirección y se percató de que Belen tampoco le había quitado la vista de encima a él. Pedro probablemente lo encontraría interesante también, aunque él haría una investigación a fondo sobre Sergio Wellington.
—Tenemos que seguir bebiendo —dijo Carolina con alegría—. La noche avanza y Juan aparecerá por aquí en cualquier momento. Vanesa, se va a sentir decepcionado como no te vea completamente borracha. ¡Piensa que eres la mujer borracha más adorable del mundo!
Melisa rompió a reír y Vanesa sonrió, aunque sí que estiró el brazo para coger su bebida.
—Le diré a la camarera que venga y os sirva más copas —dijo Brandon—. Ya se me ha terminado el descanso. Tengo que hacer otra ronda. Si queréis ir a un lugar más tranquilo para beber y relajaros, os pondré en uno de los reservados con vistas a la pista de baile. Hay un botón que podéis pulsar para silenciar la música y el ruido de fuera.
Paula sonrió ante su comprensión. No cabía duda de que pensaba que Melisa y Carolina querrían hablar sobre su inminente traslado y en la pista de baile no podían hacerlo muy bien.
—¡Eso suena perfecto! —exclamó Vanesa—. ¿Podemos ir ahora durante un rato? Necesito descansar un rato de bailar y de estar de pie, y me encantaría poder estar en un sitio más tranquilo para beber y hablar.
—Seguidme. Le diré a la camarera que guíe a Chessy y a las otras hasta allí. Ellas aún siguen en la pista. Les dirá dónde encontraros cuando terminen de bailar.
Las mujeres siguieron a Brandon, pero Paula les hizo un gesto para que pararan cuando llegaron a donde Belen y Sergio estaban. Quería ver qué tal iba Belen y asegurarse de que estuviera cómoda o ver si necesitaba que la rescataran.
—Hola —dijo Paula con una sonrisa radiante mientras saludaba a Sergio—. Quería decirle a Belen que nos vamos a ir a uno de los reservados. No quería que se volviera loca buscándonos.
El brazo de Sergio se deslizó alrededor de la cintura de Belen y la ancló bien contra él. Bueno, parecía que el hombre se movía rápido. Él sonrió, y lo hizo con una sonrisa amable y cálida, pero a Paula no le pasó desapercibida la fuerza dentro de esos ojos. Este hombre era poderoso e intimidante.
Miró a Belen para medir su reacción.
—Tu preocupación es admirable —dijo Sergio en una voz tan baja que ella apenas pudo escuchar por encima de la música—, pero cuidaré muy bien de Belen y la llevaré yo mismo hasta vuestro reservado cuando ella quiera.
—¿Te parece bien?
Paula dirigió la pregunta solo hacia Belen porque hasta ahora Sergio había sido el único que había hablado.
Belen sonrió y Paula pudo ver que no era forzado ni fingido.
Su semblante entero estaba ruborizado.
—Estoy bien. Gracias, Paula. Estaré con todas vosotras en un momento.
—Tómate tu tiempo —dijo Paula con una sonrisa.
—Lo hará —murmuró S.
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Qué geniales los 3 caps jajajajajaja
ResponderEliminarMuy buenos capítulos!!! Paree que Belén no tardó mucho en conseguir a alguien!!!
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